La hiperpigmentación post-inflamatoria es la acumulación excesiva de melanina en la piel en respuesta a procesos pro-inflamatorios (como la exposición solar intensa, acné, o traumatismos post-láser). Y puede ocurrir en el contorno de ojos, donde puede provocar ojeras prominentes y hacerte sentir como un oso panda – especialmente si desarrollas melasma cerca de ahí –. Yo me encontré recientemente en esa situación. Aquí te cuento cómo terminé así. Y por qué y cómo el ácido tranexámico me está ayudando a dejar ese escenario.
English
¡Hola a todos! Entiende cómo te puede ayudar el ácido tranexámico, un ingrediente despigmentante de moda que también tiene propiedades anti-rojeces cuando se aplica de forma tópica sobre la piel.
¿Qué es el ácido tranexámico (TXA)?
El ácido tranexámico es un análogo sintético del aminoácido lisina. Dicho ácido interfiere con la ruta enzimática plasminógeno/plasmina, que tiene como blanco la eliminación de coágulos de sangre. Por tanto, el ácido tranexámico favorece la permanencia de coágulos de sangre.
Por ello, mejora las menstruaciones copiosas en algunas mujeres (cuando se toma de forma oral) y se usa para detener el sangrado excesivo en cirugías dentales o partos.

No obstante, hace décadas, el ácido tranexámico mostró propiedades despigmentantes en la piel de forma inesperada.
En consecuencia, ha servido – en forma oral o como inyección – para el tratamiento de eventos de hiperpigmentación en la piel como el melasma (parches de piel oscura desencadenados por procesos inflamatorios, hormonas y la exposición solar) durante más de cuarenta años.
¿Cómo y por qué logra eso, también de forma tópica? ¡Sé paciente! Enseguida llegaré ahí.

¿Cómo desarrollé de repente la hiperpigmentación en el contorno de los ojos?
Si sigues mi blog, probablemente sabrás que la rosácea y la rosácea ocular me hicieron pasar algún que otro estrago. Puedes leer la historia al completo en mi artículo previo sobre rosácea (también aprender sobre los diferentes tipos de rosácea, si quieres).
Cuando clarifiqué cómo conseguí mantener la rosácea y la rosácea ocular bajo control al final de dicho artículo, comenté que pasé por algunas sesiones de IPL (Luz Intensa Pulsada) en los pómulos y en torno a los ojos – realizadas por una oftalmóloga – para mejorar la rosácea ocular.
Meses después de aquello, en el dermatólogo me hicieron dos sesiones de láser vascular en los pómulos y alrededor de los ojos (pero no demasiado cerca de los mismos) para eliminar algunos vasos sanguíneos dilatados (visibles). El objetivo en este caso era mejorar la rosácea vascular y ocular.

Echando la vista atrás, ahora sé que hubiera ahorrado dinero y problemas si no hubiera seguido todas las sesiones de IPL y láser vascular que la oftalmóloga y la dermatóloga, respectivamente, recomendaron. A continuación entenderás por qué.
La IPL ayuda a restaurar todo el tejido cutáneo (no solo actúa sobre los vasos sanguíneos). En mi caso, al final del tratamiento (de varias sesiones), percibí que una zona debajo de mi ojo izquierdo se sentía tierna y dolorosa. Duró un tiempo. Después de unos meses parecía haber desaparecido.
Entonces, dado que la rosácea ocular (además de otros asuntos que puedes leer en mi artículo sobre rosácea) aún me molestaba, necesité visitar a un dermatólogo.
Desde el primer momento, la dermatóloga me recomendó dos sesiones de láser vascular (no solo una) en lugar de IPL. El láser vascular solo actúa sobre los vasos sanguíneos y, en teoría, hace que se reduzcan o colapsen.
La segunda sesión de láser vascular fue bastante agresiva: la dermatóloga quería eliminar todos los pequeños vasos dilatados posibles (su intención era buena). Desde mi punto de vista no mereció la pena.
Ya que promovió inflamación, hinchazón duradera, y nuevos vasos dilatados (visibles) justo debajo de los ojos y en el pómulo izquierdo.
Aquel área tierna debajo de mi ojo izquierdo reapareció (magnificada) después del segundo procedimiento con láser.
La misma permaneció ligeramente dolorosa e hinchada (una hinchazón debajo de la piel llamada angioedema), y se fue pigmentando progresivamente a lo largo de más de un año.
Toda esa inflamación local también desencadenó melasma en mis pómulos.
Y así es como terminé como un oso panda (con una ojera más profunda en el ojo izquierdo que en el derecho).

Empecé a no verme bien cuando me miraba al espejo. No entendía qué ocurría (el contorno de los ojos se pigmentó bastante durante el invierno).
Tampoco cómo de repente tenía melasma dado que soy estricta con la protección solar, para nada me expongo demasiado al sol, y mis niveles de hormonas sexuales (que pueden inducir el melasma) son estables.

Por cierto, anteriormente solo había experimentado melasma evidente (aunque moderado) una vez. Fue unos años atrás, después de pasar dos semanas enteras en la playa aprendiendo a hacer surf. No obstante, aquel melasma desapareció después del verano.
Decidí esperar (durante meses) a ver si la zona tierna y ligeramente dolorosa debajo del ojo izquierdo se desvanecía antes de consultar con un dermatólogo de nuevo. Pero no lo hizo.
Así que, al principio de julio de 2022, visité un nuevo dermatólogo y especialista en láser. Me dijo que la región por debajo del ojo es una de las zonas de piel más delicadas del cuerpo. Y que los láseres no son siempre la mejor opción.
También me puso un tratamiento combinado que incluye ácido tranexámico tópico. Lo describiré en detalle más abajo.
¿Por qué ácido tranexámico tópico? ¿Qué hace éste dentro de la piel?
Plasmina: el enlace entre la coagulación de la sangre y la despigmentación de la piel
Puede que te preguntes ahora cómo la habilidad del ácido tranexámico para favorecer los coágulos de sangre se relaciona con su capacidad despigmentante. Y el asunto es que el proceso, aunque efectivo, no es tan directo.
La fibrina, la proteína que forma los coágulos de sangre junto con las plaquetas, tiene varios residuos consecutivos del aminoácido lisina.
Cuando la plasmina se une a esas lisinas, la misma causa la descomposición de la fibrina (y del coágulo de sangre).

El ácido tranexámico y la lisina son muy similares (TXA es un análogo de lisina). Como resultado, cuando el ácido tranexámico se une al plasminógeno o su forma activa (la plasmina), la plasmina no puede unirse a la fibrina (y los coágulos de sangre perduran).

Además, el ácido tranexámico también puede inhibir a los activadores del plasminógeno (ver la imagen de arriba). Así que este es el quid de la cuestión: de un modo u otro el ácido tranexámico impide la actividad de plasmina. Y eso previene la hiperpigmentación de la piel.
Entonces, ¿cómo aclara la piel el ácido tranexámico?
El asunto es que la plasmina no solamente destruye coágulos sanguíneos. También estimula la liberación de moléculas pro-inflamatorias. Las últimas activan a los melanocitos (las células que sintetizan el pigmento melanina en la piel).
Por ejemplo, la plasmina causa la liberación de la Hormona Estimulante de Melanocitos (alfa-MSH). Acto seguido, la alfa-MSH se une a receptores específicos en la superficie de los melanocitos, lo que resulta en la producción de melanina (mira la imagen debajo).
Así que, el ácido tranexámico bloquea todo ese proceso y por tanto inhibe la sobreproducción de melanina de forma indirecta (impidiendo la actividad de plasmina).
Además, TXA también puede inhibir directamente a la enzima tirosinasa, la responsable de la síntesis de melanina dentro de los melanocitos.

Por otro lado, la plasmina favorece la producción de VEGF (el factor de crecimiento del endotelio vascular, Vascular Endothelial Growth Factor) y otros factores pro-angiogénicos.
Los mismos son moléculas implicadas en la formación de nuevos vasos sanguíneos (o angiogénesis) en la piel, que es una característica central de la rosácea y rojez de la piel.
Es más, la angiogénesis también puede contribuir a desencadenar o empeorar el melasma.
Así que, mediante el bloqueo de la actividad de plasmina, el ácido tranexámico también puede impedir la angiogénesis y favorecer la contracción de vasos sanguíneos (mira la imagen debajo). Lo que constituye otro modo de ayudar a disminuir la inflamación, el melasma, e incluso la rosácea.

La exposición solar intensa (a la radiación ultravioleta y visible) causa daños en el ADN celular, la generación de radicales libres, y la activación de procesos inflamatorios en la piel.
De hecho, la exposición solar también puede estimular la vía plasminógeno/plasmina y la producción de alfa-MSH y de factores pro-angiogénicos (como VEGF).
En consecuencia, el ácido tranexámico también obstaculiza la inflamación e hiperpigmentación de la piel inducidas por la luz solar.

Por eso el uso consistente de protección solar (y unas buenas gafas de sol para el contorno de ojos) es tan efectivo evitando la hiperpigmentación cutánea.
¿Qué tratamiento con ácido tranexámico estoy siguiendo?
Como mencioné antes, en julio, el dermatólogo me recetó un tratamiento tópico: una crema con ácido tranexámico al 4% (puedes encontrar TXA entre un 2 y un 5% incluso en productos cosméticos, sin receta).
Además, la misma contiene hidroquinona al 3% – un potente inhibidor de la hiperpigmentación de la piel prescrito muy frecuentemente por dermatólogos –.
También una baja concentración de un retinoide (ácido retinoico o tretinoína) y un costicosteroide suave (hidrocortisona 1%).

Los dermatólogos suelen usar los tres últimos ingredientes juntos (Terapia Combinada Triple) para tratar melasma e hiperpigmentación postinflamatoria de forma efectiva.
El ácido retinoico acelera la renovación de la piel y también asiste en la disminución de la inflamación e hiperpigmentación. Y los corticosteroides consiguen una mayor inhibición de los procesos inflamatorios.
Comencé mi tratamiento en julio, en noches alternativas (una sí, una no). Y lo paré en octubre (cuando debía visitar al dermatólogo de nuevo o discontinuar el tratamiento). La hidroquinona puede causar efectos secundarios en la piel. Por eso no se debe usar por más de unos meses (frecuentemente tres) seguidos.
¿Cómo está funcionando la terapia combinada con ácido tranexámico en mi caso?
Compartiré los resultados de mi terapia combinada con ácido tranexámico (desde julio hasta octubre) para contorno de ojos y pómulos en el artículo siguiente (la secuela de éste). Así que pásate por aquí de nuevo en dos semanas. ¡Mismo sitio, misma hora!
Además, introduciré varios productos cosméticos con ácido tranexámico que quizá quieras probar si lidias con hiperpigmentación postinflamatoria.
¿Cuál es el principal aprendizaje que te llevas de este este artículo? ¿Has usado ácido tranexámico o hidroquinona alguna vez? ¡Comparte tus impresiones con nosotros en la sección de comentarios debajo!
Además, deja tus preguntas. Estaré encantada de responderlas.
No te olvides de suscribirte al blog para no perder el hilo! También puedes seguirme en Instagram (@drmariamonterrubio), donde comparto consejos y trucos adicionales.
¡Nos vemos en dos semanas! Mientras tanto, no te olvides de practicar tu dosis diaria de cuidado, belleza y disfrute – porque fortalecer tu cuerpo y alma es imprescindible para poder impactar el mundo en tu única y valiosa manera.
Un abrazo,
María
Para tu referencia:
Topical treatments for melasma and their mechanisms of action. González-Molina V et al., J Clin Aesthet Dermatol, 2022; May; 15(5): 19-28.
X-ray crystal structure of plasmin with tranexamic acid-derived active site inhibitors. Ruby H P Law et al., Blood Adv, 2017; May 9; 1(12): 766-771.
Tranexamic acid is an active site inhibitor of urokinase plasminogen activator. Wu G et al., Blood Adv, 2019; Mar 12; 3(5): 729-733.
2 responses to “Mi experiencia: ácido tranexámico e hiperpigmentación postinflamatoria”
[…] Español […]
LikeLike
[…] con lo prometido en mi último artículo, os cuento los resultados de mi tratamiento combinado con ácido tranexámico de principio a fin […]
LikeLike